Queremos hablar de una iniciativa/proyecto educacional conceptual que nos llama mucho la atención como creadores y diseñadores. Se trata del concepto de la Marylebone Free School, desarrollado en su tiempo por el estudio de «Architecture 00» y padres de la zona que buscaban una visión radicalmente diferente para una escuela en esta zona de Londres. Aunque la escuela no existe hoy en día, el diseño innovador que analizaremos vale la pena conocer.
Sin embargo, sus principios siguen siendo inspiradores y relevantes para repensar los espacios educativos desde una perspectiva orientada al espacio, el tiempo y las necesidades de los jóvenes.
El espacio: más allá de los muros del aula
Lo revolucionario de la Marylebone Free School es su concepción del espacio educativo. En lugar de construir un edificio escolar tradicional, este proyecto propone un sistema de comunicación y una red que conecta diferentes recursos existentes en el barrio londinense de Marylebone.
Empresas, instituciones, edificios públicos, espacios comunitarios, cines y centros educativos tradicionales se integran en esta escuela distribuida. El concepto central elimina la idea de un edificio escolar único, sustituyéndolo por una pequeña sede administrativa que funciona como eje de una arquitectura de aprendizaje donde confluyen la comunicación móvil, medios de transporte de baja tecnología, tradiciones locales y la historia del lugar.
La escuela se transforma así en una parte integral del barrio, creando un sistema donde el aprendizaje no está confinado a un espacio cerrado sino distribuido en el tejido urbano. Como señala uno de los principios del proyecto: «Nunca cambiarás las cosas luchando contra la realidad existente… construye un nuevo modelo que haga obsoleto al modelo existente».
El tiempo: invirtiendo el modelo tradicional de aprendizaje
El proyecto también replantea radicalmente cómo utilizamos el tiempo en el proceso educativo. El modelo tradicional donde los estudiantes escuchan pasivamente en la escuela y practican solos en casa se invierte completamente:
- Antes: En la escuela se escucha, en casa se practica solo
- Ahora: En casa se consume información, en la escuela se practica colectivamente
Esta inversión responde a una realidad fundamental: la soledad durante la práctica es un obstáculo para el aprendizaje. Cuando un estudiante practica en casa y surgen dudas, no tiene a quién consultar inmediatamente. Al trasladar el consumo de información al hogar (mediante recursos digitales, lecturas o videos) y dedicar el tiempo escolar a la práctica colaborativa, se aprovecha la presencia física para lo que realmente la requiere: la interacción, el debate y la resolución conjunta de problemas.
Este cambio aparentemente sencillo puede transformar radicalmente la dinámica educativa, haciendo del tiempo compartido un espacio de verdadera construcción colectiva del conocimiento.
La necesidad: responder a los desafíos educativos del siglo XXI
La Marylebone Free School surge como respuesta a las necesidades educativas en su tiempo y actuales, donde el modelo tradicional muestra limitaciones para preparar a los jóvenes para un mundo cambiante y complejo. Este proyecto reconoce varias necesidades fundamentales:
- Resiliencia educativa: El diseño descentralizado permite una adaptación más ágil ante cambios como fluctuaciones en el número de alumnos, modificaciones curriculares o situaciones imprevistas. La distribución de espacios, fuentes y contenidos crea una estructura que puede ajustarse rápidamente a nuevas circunstancias.
- Conexión con el entorno real: Al integrar el aprendizaje en el tejido urbano, se elimina la artificial separación entre educación y vida cotidiana. La London Business School, el Sylvia Young Theatre School y la Royal Academy of Music, situadas a diez minutos de distancia, forman parte de este concepto que combina recursos locales con estructuras globales de conocimiento.
- Aprendizaje significativo: Al transformar la escuela en una red de experiencias conectadas con la realidad, el conocimiento adquiere relevancia y aplicabilidad inmediata, superando la fragmentación típica del currículo tradicional.
Este enfoque responde a una profunda verdad sobre el aprendizaje humano: aprendemos mejor cuando lo hacemos en contextos significativos, conectados con la realidad y en colaboración con otros. La Marylebone Free School no es solo un edificio o una institución, sino un ecosistema vivo donde el conocimiento fluye entre espacios, personas y recursos de manera orgánica.
La aportación del diseño a la transformación educativa
Como asociación centrada en el diseño para la mejora social, en Fundament encontramos en la Marylebone Free School un ejemplo inspirador de cómo el pensamiento de diseño puede transformar radicalmente instituciones fundamentales como la escuela.
Este proyecto demuestra que el diseño va mucho más allá de la estética o la funcionalidad superficial. Se trata de repensar completamente sistemas complejos a partir de las necesidades reales de las personas. Algunos principios de diseño que podemos extraer:
- Diseñar contextos, no solo productos: La escuela no es un edificio sino un ecosistema de aprendizaje integrado en la comunidad.
- Alianzas híbridas: El proyecto implica la colaboración entre diseñadores, arquitectos, periodistas y programadores para crear estos nuevos espacios de acción comunitaria.
- Aprendizaje en red: La escuela como organización lleva más de 200 años existiendo y necesita una profunda reforma. El enfoque en red facilita que los estudiantes construyan su propio conocimiento a partir de múltiples fuentes.
Reflexión: del concepto a la posibilidad
El concepto de la Marylebone Free School, aunque nunca implementado en su forma original, sigue siendo una poderosa fuente de inspiración. Como señala la cita que aparece en el libro: «Nunca cambiarás las cosas luchando contra la realidad existente… construye un nuevo modelo que haga obsoleto al modelo existente». Esta filosofía está en el corazón de nuestro trabajo en Fundament.
Lo que hace valioso este concepto no es solo su novedad, sino su enfoque holístico que reconoce que la educación no puede separarse de la comunidad, el espacio urbano y las interacciones humanas reales. Las instituciones educativas tradicionales continúan enfrentando desafíos significativos: desconexión con el mundo real, falta de flexibilidad, y dificultades para adaptarse a un mundo cambiante.
Como diseñadores comprometidos con la mejora de la convivencia, creemos que conceptos como este pueden inspirar intervenciones prácticas incluso sin implementarse completamente. Podemos extraer principios, adaptar ideas y aplicarlas de forma gradual en contextos educativos existentes.
La educación del futuro probablemente incorporará elementos de este tipo de pensamiento descentralizado, incluso si mantiene algunos aspectos de los modelos tradicionales. Lo importante es mantener viva la capacidad de imaginar alternativas y cuestionar lo establecido, especialmente cuando se trata de preparar a las nuevas generaciones para un mundo que apenas podemos anticipar.
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Este artículo está inspirado en conceptos desarrollados en el libro alemán «To Do – Die neue Rolle der Gestaltung in einer veränderten Welt» de Florian Pfeffer sobre estrategias y herramientas de diseño, publicado hace unos 10 años, que presenta el caso conceptual de la Marylebone Free School.