¿Quién se beneficia del turismo de calidad en Mallorca?

Una crítica al relato turístico que promete sostenibilidad sin renuncia

Mallorca se encuentra en un cruce peligroso entre discurso y realidad. Mientras el modelo de “turismo de calidad” se presenta como alternativa sostenible al turismo masivo, los datos revelan una contradicción inquietante: lejos de reducir el impacto, este nuevo relato muchas veces lo desplaza o lo disfraza.

La pregunta que nos hacemos es sencilla: ¿Qué contamina más: un hotel en la costa con 200 habitaciones o 200 fincas con piscina y aire acondicionado en suelo rústico?

Pero la comparación no debería limitarse al suelo ocupado. El llamado «turismo de calidad» también se expande hacia el mar -con un crecimiento notable de embarcaciones privadas-, hacia el aire -con vuelos menos eficientes por pasajero debido al uso creciente de clases business, primera o jets privados-, y hacia las carreteras, donde vehículos más grandes ocupan y congestionan más espacio.

Además, su impacto en la vida cotidiana se manifiesta en la gentrificación, la subida del precio de la vivienda y la disminución del parque residencial disponible. Todo esto compone una lista de efectos invisibilizados por un relato que se presenta como solución, pero que responde a una visión del mundo desconectada de los límites materiales del territorio.

Más consumo, más dispersión, menos eficiencia

Un informe reciente basado en estudios de la Universitat de les Illes Balears y datos de EXCELTUR confirma que el turismo consume ya un 24,2 % del agua de las Islas Baleares. Pero lo alarmante es cómo varía ese consumo según el tipo de alojamiento:

  • Hoteles: consumo medio de 200 litros por huésped y día
  • Turistas en viviendas vacacionales: hasta 466 litros por persona y día, aunque esta cifra incluye todas las actividades asociadas a la estancia y no se refiere exclusivamente al uso en viviendas con piscina.

El mismo patrón se repite con la energía:

  • Hoteles: más eficientes por economías de escala
  • Viviendas turísticas: 19,3 kWh por turista y día, frente a solo 3,95 kWh de un residente medio

Este modelo disperso exige más infraestructuras, más desplazamientos en coche y genera más residuos. A nivel territorial, ocupa proporcionalmente mucho más espacio que el modelo hotelero, dado que el 37,7 % de las viviendas turísticas están en suelo rústico y suelen tener piscina privada.

¿Sostenibilidad… o rentabilidad para unos pocos?

A pesar del discurso, lo que se consolida es un modelo con mayor impacto y menor retorno social:

  • Empleo generado por plaza:
    • Hoteles: 96,1 empleos por cada 100 plazas
    • Viviendas turísticas: 35,9
  • Valor añadido por plaza:
    Estudios previos muestran que el valor añadido generado por plaza turística anual es significativamente mayor en hoteles que en viviendas vacacionales. Estas cifras pueden variar según metodología y año, pero el patrón es consistente.

Este dato no es menor. Revela que el turismo disperso integra peor la riqueza generada en la economía local, mientras multiplica su huella ecológica.

La gran contradicción: calidad sin reducir cantidad

Quizás lo más preocupante es que las instituciones insisten en una fórmula imposible: aumentar la calidad sin reducir la cantidad. Pero si no se reduce el número total de turistas, lo que se obtiene es simplemente un turista que consume más y deja menos.

En 2025, el Govern balear aprobó una medida que blinda 90.000 plazas de alquiler turístico, muchas de ellas dispersas, justificándolas bajo el relato de “turismo de calidad”, a pesar de que estaban previstas para su desaparición.

Este discurso, disfrazado de sostenibilidad, sirve en realidad para consolidar intereses inmobiliarios y financieros que explotan el suelo rústico sin ofrecer beneficios estructurales a la población local.

Política vs. realidad: calidad, pero sigue la cantidad

El argumentario oficial sostiene que hay que apostar por un “turismo de calidad, no por más turistas”, como expresó el portavoz del Govern, Toni Costa, y reafirmado por el conseller Jaume Bauzà, quien apuntó a priorizar calidad y desestacionalizar sin necesidad de reducir el volumen actual de visitantes.

Sin embargo, esta narrativa choca frontalmente con voces más críticas, como la del decano Tolo Deyà, quien recuerda que:

“Seguir creciendo en número es totalmente inviable… la sostenibilidad solo será posible con una reducción del volumen de turistas.”

Además, desde lo social emerge una demanda clara: el 85,7 % de los mallorquines considera que su calidad de vida mejoraría si hubiese menos turismo, según una investigación publicada por Fundament en 2024 y que ha tenido una amplia repercusión mediática.

Protestas que marcan el pulso del territorio

La indignación se ha materializado en la calle en numerosas ocasiones. En julio de 2024, una movilización reuniendo entre 20.000 y 50.000 personas (según distintas fuentes) exigió límites claros al modelo turístico -emergencia habitacional, degradación ambiental, pérdida de identidad- y alertó sobre las consecuencias de ignorar esas voces ciudadanas.

Más recientemente, en junio de 2025, una nueva protesta convocada por Menys Turisme, Més Vida volvió a llenar el centro de Palma. Según datos de la organización, participaron más de 30.000 personas, mientras que la Policía rebajó esa cifra a 8.000. El lema fue contundente: “Por el derecho a una vida digna, paremos la turistificación”. En sus pancartas se hablaba del acceso a la vivienda, la pérdida de identidad cultural, el ruido o el desplazamiento de residentes.

Las patronales empresariales también reaccionaron: la CAEB y la Federación Hotelera minimizaron el alcance de esas manifestaciones, señalando que representaban solo un 0,8 % de la población balear, y criticaron la mezcla de reivindicaciones en las pancartas, como las alusiones a Palestina, que, a su juicio, distorsionaban el mensaje central.

¿Calidad para quién?

Lo que se presenta como un salto hacia la excelencia es, en muchos casos, una huida hacia adelante. Una forma de mantener los beneficios a costa del territorio, del agua, de la energía… y de la convivencia.

No se trata solo de reducir la cantidad de turistas, sino de replantear profundamente qué entendemos por calidad en un contexto de emergencia climática y social. La calidad no puede medirse por el precio de la estancia ni por el nivel de “exclusividad” del alojamiento. Debe medirse por su huella real, por su integración en el entorno, y por su capacidad de generar valor compartido.

Sobre los datos y su interpretación

Las cifras utilizadas en este artículo -como el valor añadido por plaza o el empleo generado por cada 100 plazas turísticas- proceden de estudios técnicos de entidades como EXCELTUR y la Universitat de les Illes Balears. Sin embargo, es importante subrayar que la comparación entre hoteles y viviendas turísticas no parte de una base homogénea.

En el caso de los hoteles, las plazas están claramente registradas, reguladas y operan bajo estructuras empresariales que permiten medir de forma precisa su actividad económica y su contribución al empleo local.

Por el contrario, las viviendas turísticas presentan una gran dispersión y opacidad estadística:

  • Muchas operan de forma intermitente o irregular.
  • El número de plazas por vivienda varía y no siempre está actualizado.
  • Buena parte del trabajo asociado (limpieza, gestión, mantenimiento) se externaliza o no se registra como empleo formal.

Por ello, las estimaciones para este tipo de alojamiento deben interpretarse con cautela. De hecho, la aparente baja contribución económica por plaza podría estar subestimada en términos absolutos, pero refleja con claridad una menor integración en la economía local y un modelo más individualizado, menos redistributivo y con mayor impacto ambiental por turista.

Lo esencial es no perder de vista el marco general: más allá de los números, lo que está en juego es qué modelo territorial, económico y social queremos para Mallorca.

Invitación

En Fundament seguiremos investigando estos contrastes entre discurso y práctica. Si formas parte del sector turístico, vives en una zona afectada o simplemente quieres aportar otra mirada, cuéntanos tu experiencia o mándanos datos concretos.

Imagen de portada: Freepik

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